Valores recomendables de presión arterial, colesterol, glucemia y perímetro de cintura
Conocer estos valores, afirma la campaña "Conozca sus números" de la Fundación Cardiológica Argentina, es el punto de partida para implementar a tiempo medidas capaces para prevenir el infarto y el accidente cerebrovascular (ACV). Esta es una campaña dirigida a las personas "sanas".
Cada época se caracteriza por diferentes estilos de vida y éstos en gran medida son responsables de la salud o de las enfermedades de las personas. Podríamos afirmar que en los últimos 20 años se ha producido un cambio muy importante en nuestra forma de vivir.
Hoy día los chicos chatean en Internet y no juegan en las plazas, las familias van a los shoppings y no salen de picnic, las compras no se realizan a diario, en su lugar vamos a los supermercados una vez al mes, hacemos zapping con el control remoto, no nos levantamos a cambiar de canal, no usamos las escaleras, sino los ascensores o las escaleras mecánicas y no vamos al restaurante, nos traen la comida a casa.
Éste es un pequeño muestreo de los “avances” de nuestra época, que nos han llevado al sedentarismo y a tener una alimentación inadecuada. Esto ayudó al desarrollo de muchas enfermedades, como la hipertensión arterial, el colesterol elevado, un incremento muy importante de la obesidad y una gran epidemia de diabetes.
También podemos afirmar que todos nosotros conocemos muchos números: fecha de nacimiento, pasaporte, cédula de identidad, número de calzado, celulares, fechas de cumpleaños, claves, pero ninguno de estos números tiene impacto en nuestro pronóstico.
Muy por el contrario, conocer otros números, como nuestra presión arterial, nuestro colesterol, nuestra glucemia y nuestro perímetro de cintura, y no ignorarlos en el caso de que estén elevados, puede evitarnos un derrame cerebral o un infarto de miocardio.
Presión arterial: las personas sanas deberían tener una presión arterial inferior a 120-80 mm Hg y las personas con hipertensión arterial deberían alcanzar una presión inferior a 140-90 mm Hg.
Las principales complicaciones de la hipertensión arterial no tratada son el accidente cerebrovascular y la insuficiencia cardíaca, y ambas patologías tienen una mortalidad similar o mayor a la del cáncer. Por ello, es fundamental que toda persona conozca su presión arterial y, en caso de que se encuentre por encima de 120-80 mm Hg, es recomendable que consulte con su médico para una evaluación.
Colesterol: Las cifras de colesterol total deben estar por debajo de 200 mg/dl. En la Argentina, de la última encuesta nacional del Ministerio de Salud se desprende que el 27% de la población tiene colesterol elevado. Hoy sabemos que su disminución y su normalización no solamente pueden reducir la posibilidad de un infarto de miocardio, sino que también pueden producir la regresión de la aterosclerosis.
Glucemia: En las personas sanas debe ser menor de 100 mg/dl.
En los últimos 10 años, se ha producido una verdadera epidemia de diabetes, también como consecuencia del estilo de vida moderno: sedentarismo y mala alimentación.
Se define diabetes en una persona cuando luego de dos determinaciones de glucemia (glucosa en sangre), ésta se encuentra por encima de 126 mg/dl. Según el Ministerio de Salud, la prevalencia de diabetes en nuestro país es del 11,5%.
La diabetes es responsable de un incremento de dos a cuatro veces de la mortalidad cardiovascular y es la principal causa de nuevos casos de insuficiencia renal terminal, la principal responsable también de nuevos casos de ceguera en el adulto y de amputación no traumática.
Perímetro de cintura: Debe ser en los hombres inferior a 102 cm; y en las mujeres, menor que 88 cm.
Datos oficiales de nuestro país afirman que una de cada dos personas tiene sobrepeso o es obesa. La obesidad se asocia con hipertensión arterial, diabetes, accidente cerebrovascular, infarto de miocardio, insuficiencia cardíaca, arritmias, muerte súbita y algunos tipos de cáncer, particularmente de mama, colon, endometrio, riñón y esófago.
Esta campaña apunta a que las personas sanas no se enfermen y, sobre todo, a los niños y adolescentes para que, desde la infancia, adquieran hábitos saludables que evitarán que contraigan enfermedades en el futuro.