Los mecanismos celulares del estrés y la depresión
Un equipo de investigadores argentinos dio un importante paso para entender los mecanismos celulares implicados en los procesos de estrés y depresión.
Los organismos vivos poseen un complejo sistema de adaptación por el cual se pueden amoldar a situaciones extremas en tiempos relativamente cortos. Este sistema consiste en una serie de mecanismos hormonales que regulan la respuesta del organismo frente a diversos contextos. Por ejemplo, cuando estamos sometidos a altos decibeles producimos adrenalina, que, segregada en largos lapsos de tiempo, produce estrés y/o depresión.
Así, cuando nos sometemos a nuevas situaciones, dentro de nuestro cuerpo ocurre una revolución. La clave de este proceso es la comunicación intercelular, es decir, la manera en que se viabiliza la respuesta de nuestro organismo a señales externas.
Pero, ¿cómo se comunican las células? y, más importante aún, si pudiéramos controlar los mecanismos de comunicación intercelular, ¿podríamos corregir las consecuencias no deseadas que produce el entorno en el organismo, por ejemplo el estrés y la depresión?
Hasta ahora se sabe que existe una hormona clave en la respuesta que da el organismo al estrés y que podría tener un papel protagónico en el origen de la depresión. Esta hormona, llamada CRH o factor liberador de corticotrofina, activa el eje endocrino que regula la respuesta del organismo al estrés.
El problema actual es que los fármacos que están a prueba para controlar esta hormona tienen consecuencias secundarias negativas porque a su vez alteran otras funciones del organismo.
En nuestro país un equipo de investigadores del laboratorio de la Facultad de Ciencias, Exactas y Naturales de la UBA dirigido por el doctor e investigador del Conicet Eduardo Arzt, fue el primero en el mundo en describir los nuevos mecanismos intracelulares que usa la hormona CRH. Así, la ciencia argentina esta un paso más cerca de descubrir nuevos procesos para los cuales podrían diseñarse fármacos en el tratamiento de la depresión, sin los efectos negativos antes mencionados.
“Estamos estudiando los mecanismos moleculares por los cuales esta hormona dispara sus señales, y esto tiene particular importancia para la industria farmacéutica interesada en desarrollar fármacos antidepresivos”, dice el Dr. Arzt.
Actualmente el 10% de la población mundial padece de depresión, la cual, en muchos casos, es producto del estrés. La consecuencias para el organismo son varias: disminución del sueño, del apetito y de la libido sexual. En resumen, afecta negativamente la calidad de vida.
Con el apoyo de la SeCyT, el Conicet y otras instituciones de renombre internacional, como el Instituto Max Plank, los investigadores argentinos descubrieron las moléculas utilizadas por la hormona CRH como caminos para alterar las células. Estudiando el efecto en ratones, el equipo del Dr. Arzt sentó las bases para el desarrollo de fármacos mucho más específicos que inhiban las acciones secundarias producidas por esta hormona sin producir efectos secundarios.
La atención de los investigadores se centra en ciertos neurotransmisores, proteínas que operan como mensajeros entre las neuronas y que viabilizan esa ‘revolución’ que se produce en el organismo cuando debe adaptarse a nuevas situaciones. La clave de ese proceso es la hormona hipotalámica CRH, cuyo modo de funcionamiento fue descubierto por el famoso Dr. Folrian Holsboer, director del Instituto Max Planck de Neurociencias de Munich, Alemania. Este péptido es fundamental en la respuesta del organismo al estrés y podría tener un papel protagónico en la depresión.
“La hormona CRH –explica el Dr. Arzt- se produce en el sistema nervioso central. Se libera durante la respuesta al estrés y es muy importante en todas las adaptaciones que el organismo hace a situaciones difíciles. Se ha visto que las señales disparadas por esta hormona están alteradas en enfermedades, como por ejemplo la depresión. Nosotros estamos estudiando los mecanismos moleculares por los cuales esta hormona dispara sus señales, y esto tiene particular importancia para la industria farmacéutica interesada en desarrollar fármacos que puedan bloquear el desarrollo de la depresión, o sea fármacos antidepresivos”.
Fuente: Secretaría de Ciencia y Tecnología de la Nación