Buenos Aires, Lunes 15 de Noviembre de 2004
Fuente: Propia, Noticias Urbanas
Decomisaron 8000 litros de aceites adulterados que originaban contaminación y malos olores en Villa Lugano
Funcionarios de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad y del Gobierno porteño
hicieron un procedimiento este lunes a la madrugada en el que se decomisaron
8.000 litros de aceites adulterados, en el comercio "Todo Aceite", ubicado en
Cosquín 5316, en Villa Lugano.
En un operativo conjunto entre la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos
Aires y la Dirección Nacional de Higiene y Seguridad Alimentaria del Gobierno
porteño, hecho este lunes a la madrugada en el comercio "Todo Aceite", ubicado
en Cosquín 5316 (entre Tabaré y Madariaga), en Villa Lugano, se decomisaron 8.000 litros de aceites
adulterados.
El procedimiento se hizo a raíz de una denuncia de vecinos ante la Defensoría
del Pueblo porteña por malos olores y contaminación en el barrio a raíz de que
los desperdicios eran descartados en la vía pública sin ningún tratamiento.
Los funcionarios comprobaron que en ese establecimiento se elaboran aceites
destinados a la industria veterinaria, junto con aceites comestibles. Por lo
tanto, se obligó a las autoridades del comercio a vender las sustancias no
comestibles a una planta de tratamiento de aceites que producen alimentos
balanceados para animales en la localidad de Quilmes.
El predio donde opera "Todo Aceite" está ubicado en una zona residencial y está ocupado por esa firma desde hace unos diez años. Desde el principio, los vecinos padecieron la rotura de sus calles, veredas y árboles como resultado de las maniobras de los camiones tanque, cuyas huellas pueden observarse aún hoy. Con el tiempo, ese maltrato se refinó con el agregado de la contaminación y mal olor debido a que los aceites en descomposición eran arrojados directamente en la vía pública. El penetrante y pestilente aroma podía percibirse a la distancia, especialmente en verano.
Según pudimos saber acerca del origen de los contaminantes, éstos serían aceites comestibles utilizados, quemados y desechados de la industria gastronómica, los cuales tendrían valor comercial residual dado que podrían ser procesados y reconvertidos en biodiésel. Si ese es el caso, esta firma estaría realizando una actividad no permitida para la zona.
Otro agravio al vecindario es el hecho de que la firma permitía que los pesados camiones descargaran su maloliente carga en plena madrugada. Los vecinos no podían dormir debido al ruido incesante de una bomba centrífuga, los golpes de tambores vacíos contra el suelo y el ruido que los vehículos originaban con sus maniobras.