Buenos Aires, Sábado 11 de Diciembre de 2004 -
Fuente: Noticias Urbanas
Promueven el uso de especies autóctonas para el arbolado urbano de la Ciudad de Buenos Aires
La
Legislatura porteña aprobó un proyecto sobre política racional de arbolado urbano en la Ciudad de
Buenos Aires. La medida tiene por objeto la plantación y/o reposición de
especies autóctonas de la República Argentina para, de ese modo, proteger,
preservar y resguardar el ambiente.
Luego de varias sesiones en las que se intentó sancionar la iniciativa, la
Legislatura porteña aprobó el proyecto impulsado por la diputada Mónica Bianchi
(Autonomía Popular) sobre política racional de arbolado urbano en la Ciudad de
Buenos Aires. La medida tiene por objeto la plantación y/o reposición de
especies autóctonas de la República Argentina para, de ese modo, proteger,
preservar y resguardar el ambiente.
El plan, que originalmente había sido elaborado por la ex legisladora por el
Partido Humanista Lía Méndez, fue tomado luego por Bianchi, integrante de la
Comisión de Ecología de la Legislatura.
Las especies nativas se autoregulan, a diferencia de las exóticas que, al estar
fuera de su hábitat, no constituyen una fuente alimenticia adecuada para los
microorganismos porteños: crecen como una plaga prevaleciendo sobre las locales.
En la Ciudad hay 48 especies y sólo 3 son autóctonas: la Palmera Pindó, el Ombú
y el Ceibo. Estos árboles constituyen una fuente de alimento y refugio para la
fauna local. Asimismo, están preparados para la cantidad y estacionalidad de
lluvia y temperaturas del lugar.
Al respecto, Bianchi dijo: "Esta norma brinda la posibilidad de hacer algo
concreto a favor de la naturaleza, que se traduce en un mejoramiento de la
calidad de vida del habitante. Desde un punto de vista simbólico representan los
recuerdos vivientes de grandes motivos de la cultura popular, que aportan
pinceladas de paisajes originarios".
Esta norma peligró en varias oportunidades no sólo por su lugar en el orden del
día, que significaba su tratamiento a altas horas de la noche que generó que,
varias veces, se quedara sin quórum la sesión durante el debate; sino también
por una observación realizada por el vicepresidente primero de la Legislatura,
Santiago de Estrada.
Finalmente, el proyecto volvió a la Comisión de Ecología donde se consensuaron
las diferencias y se emitió otro dictamen.