Cómo actúa la Ciudad ante una persona «tirada» en la calle. Mi testimonio.
Hace al menos un mes o más una persona en situación de calle, un hombre, está todo el día en la parada de Metrobús Piedrabuena, sita en Av. Fernández de la Cruz entre Guaminí y Piedrabuena, junto a la plaza Sudamérica, sentado, semi-encorvado, la cabeza gacha, como esperando morir. Está rodeado de ropa sucia y lo rodea mucha suciedad. Huele mal.
Hace al menos un mes o más una persona en situación de calle, un hombre, está todo el día en la parada de Metrobús Piedrabuena, sita en Av. Fernández de la Cruz entre Guaminí y Piedrabuena, junto a la plaza Sudamérica, sentado, semi-encorvado, la cabeza gacha, como esperando morir. Está rodeado de ropa sucia y lo rodea mucha suciedad. Huele mal.
Al mediodía del Lunes 2 de Agosto, mi señora se acercó y pudo constatar que se trata de un hombre de entre 50 y 60 años, en muy mal estado, con mal olor, desnutrido, que no puede caminar porque le duelen los pies (los tiene hinchados), que habla casi nada, que dice que le duele la boca y que le cuesta masticar, y que dice llamarse José y que anda en la calle hace unos 7 meses.
Al mediodía, José agradeció la leche chocolatada caliente que le llevó mi señora y pedía más. A la noche fuimos juntos a llevarle otra chocolatada (deslactosada en ambas ocasiones), calentita, y lo disfrutó. «¿No hay más?», preguntó. Pero no había. Parecía estar apenas algo mejor que unas horas antes. En el piso, restos de pan duro, una manzana con algunos mordizcos, alguna porción de pizza, un recipiente descartable con algún alimento que no ingirió, y que no sabemos de cuándo era. Cerca de él había vidrios rotos y un par de petacas vacías que alguien acomodó sutilmente allí el sábado o el domingo, desde la vereda detrás de la parada, en lugar de llevárselas y arrojarlas a un container.
José apenas puede sostener alimento con una de sus manos. Si se le ofrece una banana pide que la pelen. No pude usar las dos manos a la vez. Responde apenas y con largas pausas. No se levanta porque dice que le duelen los pies. Si se le habla de ir a un refugio o de ver a un médico, dice «No». Al tragar el primer sorbo de chocolatada se le sale por la nariz. Pasó así al mediodía, y también a la noche. Hubo que limpiarle la nariz. Necesita ayuda para poder alimentarse. Así de simple y dramática es su situación. Apenas coordina.
José luce calvo, de tez trigueña, con signos de un golpe reciente en la cabeza, barba y bigote de un par de meses al menos, mezcla de pelo oscuro y canas. Tal vez los vidrios del piso, tengan que ver con ese golpe. No lo sé. Lo cierto que es que el hombre al parecer permanece ahí todo el día, y por el olor que se percibe imagino que bien podría estar haciéndose encima.
¿Cuál fue mi reacción inmediata? Pues, pensé «¡este hombre necesita desesperadamente ayuda!», y fui a buscar ayuda del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, a través servicio «Buenos Aires Presente«. En esa página te informan que podés solicitar ayuda para personas en situación de calle llamando al número 108. Llamé al 108, e informé de esta situación, con apenas algunos detalles, los detalles que la telefonista se interesó en escuchar. Luego, la operadora me pasó un «número de solicitud» que anoté, a la vez que yo le pasé mi email, donde al rato recibí confirmación de mi solicitud, y donde se me decía que se me iba a mantener al tanto de la situación. Este reclamo lo hice el día Lunes 2 de agosto antes de la medianoche. Me quedé tranquilo. Transcurrió todo el día Martes sin que tuviera ninguna novedad.
Ayer, Miércoles, cerca de la medianoche me acerqué hasta la parada del Metrobús, para constatar que allí, en el mismo lugar, en la misma posición, se recortaba la silueta semiencorvada de un ser humano, cubierto con una campera sucia, con capucha, que apenas puede abrigarlo. ¿Ya dije que no se mueve, que no camina por que le duelen los pies? Junto a él, vi un par de frazadas, y un termito tipo «matelisto» a cierta distancia de él. ¿Ya dije que necesita ayuda para comer? Necesita que la botella de agua se la dejen junto a sus pies. Los mismos vidrios rotos estaban en el mismo lugar. Creo que así como lo encontraron lo dejaron.
Llegué a casa y enseguida llamé otra vez al 108, mencionando el «número de solicitud» anterior, y el operador me dijo: «Ah, si, acá dice que le dejaron elementos«. «Si usted quiere pude generar una nueva solicitud para que lo vayan a ver de vuelta«. Por supuesto que hice una nueva solicitud, y me dieron un nuevo número…
Yo me pregunto, ¿esto es todo?. Junto a José había dos frazadas nuevitas y sin «desempaquetar», en el piso. ¿Las pusieron ahi para que no se ensucie el piso cuanto el hombre caiga muerto? Tal vez la Ciudad tenga suerte, y ni siquiera se caiga, sino que quede «durito», inclinado hacia adelante, así como lo ves cuando pasás por la parada del Metrobús. ¿Qué parte no entendieron de que el hombre casi no puede valerse por sí mismo?. Hoy hace frío. Otra vez. Y encima está esa niebla húmeda que cala los huesos.
Hernando Mankus