El mejor homenaje para el Dr. Alfonsín será afianzar y avanzar en el sistema democrático
La desaparición física del Dr. Raúl Ricardo Alfonsín no hace más que fortalecer el compromiso para tomar su ejemplo y continuar con su lucha inagotable en pos del fortalecimiento de las instituciones y del sistema democrático en su conjunto.
La muerte de Alfonsín acentúa aún más la pobreza dirigencial reinante y sobre todo nos deja un gran hueco ideológico y humano.
Pensar una Argentina sin Alfonsín, sin su palabra, sus consejos, su tosudez y su forma de hacer y vivir la política no hace más que ahondar todo lo doloroso de este proceso de desintegración de lo social en la política de nuestro país y de nuestro tiempo.
La idea de una Argentina grande, que representara e incluyera a todos sus habitantes, donde la democracia venía a tratar de encontrar las soluciones para los problemas, necesidades e incluso impulsar los sueños e ideales de los argentinos, en parte se va con la muerte del Dr. Alfonsín.
Qué terrible hubiera sido la Argentina del 83 sin Alfonsín, sin esa forma de entender y hacer política, donde es fundamental el diálogo entre todos los sectores, para hacer un país en serio y no uno que permita solamente el enriquecimiento de las autoridades de turno. Un país con un Estado fuerte que ayude e intervenga donde lo privado hace negocio y sólo saca su tajada. Un país con dialogo, con una Casa de Gobierno de puertas abiertas para escuchar a todos los sectores de la oposición.
El Dr. Alfonsín representó la imagen de la reforma de la agenda política y social de la argentina democrática en los últimos 25 años, aun con sus errores y aparentes capitulaciones, fue él quien trazo los límites que aun hoy no fueron superados por ninguno de los demás presidentes constitucionales.
Alfonsín reconcilió la política con el dialogo, la política con la igualdad y la política con el desarrollo, su política de derechos humanos es aun hoy un ejemplo no solo a nivel local, sino regional (no se podría hablar de Mercosur sin Alfonsín) y mundial (su enfrentamiento y freno a las intenciones imperialistas y colonizantes de Reagan y sus seguidores norteamericanos).
Otro aspecto a resaltar es el valor político de Alfonsín como militante, tanto antes como con posterioridad a su rol de Presidente de la Nación, el entendió la militancia como algo no mercantil, como un modelo no apropiado por el dinero ni el poder.
Todas estas características que hicieron del Dr. Alfonsín el presidente de TODOS los argentinos, también vienen a dejar aún más al desnudo las carencias, mezquindades, avaricias, egos y falta de sentido patriótico de la actual dirigencia argentina.
El realzar la obra del Dr. Alfonsín y sus rasgos característicos (honradez, coherencia, liderazgo, visión de futuro) remarcan su rol protagónico y de Gran Estadista en la historia pero también empequeñece al país y a sus dirigentes.
Es desde aquí que debemos tomar estas banderas, enseñanzas y consejos de Alfonsín y asumir el desafío político y social profundizando el debate entre todos para poder avanzar en esa línea de una Argentina grande y para todos, donde haya una agenda democrática capaz de reflejar TODAS las necesidades, reclamos y problemas de los argentinos.
Legislador MARTIN HOUREST
Presidente del Bloque IGUALDAD SOCIAL
Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires
Fotos: material público agregado por el editor.