La Usina del Arte, un nuevo espacio cultural de Buenos Aires
Hace tan sólo un par de días la Ciudad de Buenos Aires inauguró un nuevo espacio cultural, La Usina del Arte, una suerte de encarnación del espíritu artístico dentro del cuerpo reciclado de la ex Compañía Italo Argentina de Electricidad, en avenida Pedro de Mendoza entre Caffarena y Benito Pérez Galdós, en el barrio de la Boca.
Se trata de una gran obra de infraestructura que ocupa una superficie de 15.000 metros cuadrados, que cuenta con espacios para la realización de espectáculos de danza, exhibiciones de artes plásticas, muestras y exposiciones, y que se destaca por contar con con una sala para conciertos filarmónicos con capacidad para 1.200 personas y otra para orquestas de cámaras con 400 butacas.
Este proyecto concretado por la administración de Mauricio Macri, tuvo su génesis allá por el 2000 cuando se propuso construir allí la Usina de la Música, aunque luego la idea mutó y se amplió generosamente a todas las artes. Así es que, en rigor de verdad, tres administraciones participaron en su concreción: la de Aníbal Ibarra, la de Jorge Télerman y por supuesto la de Macri.
La historia contará que se inauguró con un recital en homenaje a la obra de Astor Piazzolla con la actuación del bandoneonista Néstor Marconi, el quinteto de la Fundación Piazzolla, Pablo Agri y la Orquesta de Cuerdas y el pianista Horacio Lavandera.
Manos a la obra: detalle de los trabajos realizados
La labor ejecutada por el Ministerio de Desarrollo Urbano, que conduce el arquitecto Daniel Chain, se hizo a partir de un diseño que respetó el estilo renacentista florentino del edificio original adecuándolo para su nuevo uso mediante la restauración de fachadas y otras múltiples tareas de refacción y construcción.
Esos trabajos incluyeron la reubicación y el reforzamiento de estructuras metálicas, la demolición de paredes de hormigón y el acondicionamiento acústico del edificio.
La sala sinfónica tiene tres niveles de palcos, pullman y bandejas laterales y también está provista de un escenario móvil, un reflector acústico suspendido sobre el escenario y una sala de control. Dispone además de 18 accesos desde el foyer principal.
Otro ámbito central de la Usina del Arte es el Salón Dorado, que comprende un área de de 59 metros por 18 metros con una altura libre general de 12 metros y una altura libre máxima de 20 metros.
Se trata de un amplio espacio flexible que resulta óptimo para la realización de diferentes eventos, con fachadas internas revestidas en piedra Paris, basamento de granito y molduras y capiteles de gran valor patrimonial, que fueron recuperados, igual que los balcones del Anexo Pedro de Mendoza, que asoman sobre el Salón y poseen sus barandas originales completamente restauradas.
En el piso del Salón y en coincidencia con los huecos entre los pórticos del piso inferior se han dispuesto solados de ladrillos de vidrio a fin de entregar luz cenital a la sala de exposiciones.
Tanto en este Salón como en la totalidad del edificio se han restaurado las carpinterías originales adicionando una doble ventana a fin de mejorar el acondicionamiento acústico y térmico.
Esta obra se inscribe en el marco de la política que lleva adelante la administración porteña para revitalizar la zona sur de la Ciudad, en este caso transformando lo que hasta hace ochos años era un gigantesco edificio vacío y sin mantenimiento en un polo de producción artística y cultural.