Pinceladas porteñas de ayer y hoy: muestra homenaje a Ricardo Gómez, fileteador
El Museo de Arte Popular José Hernández anunció la inauguración de la muestra homenaje al maestro del fileteado porteño: Ricardo Gómez -Pinceladas Porteñas de Ayer y Hoy, que se realizará el miércoles 25 de julio de 18.30 a 20:30 horas en la sede del Museo; Avenida del Libertador 2373. La muestra podrá visitarse hasta el 26 de agosto de 2012.
El 25 de julio se cumple 1 año del fallecimiento del maestro Gómez, por eso sus alumnos-discípulos realizan esta muestra como homenaje a quien les enseñara a sentir el perfume de la flor, el relincho del caballo o a charlar con la virgen que estén pintando, es decir a ser fileteadores.
Con la organización y curaduría de Cristina Lara exponen Verónica Julián, Tamara Bao, Jorge Murineddu, Natalia Cirone, Marcelo Broinstein, Rafa Miño, Adriana Rodiño, Carlos Bertoli, Carlos Dezi, Cecilia De Luque, Lilian Amen, Norma Turconi, Carmen Bazan, Romina Del Valle Areco, Carola Drizaldi, Diego Varela, Cristian Amadeo, Alejandro Taverna; Cristina Lara, Carlos Acquisto, Beatriz Bordaisco y Daniel Rodríguez.
Ricardo Gómez
Nació un 5 de julio de 1926 en un corralón de la esquina de México y Boedo. Relataba: “De jovencito unos amigos me invitaron a un baile familiar en Mataderos donde conocí a una chica, María Celia, quien fue mi mujer durante 54 años. Tengo una hija y un hijo, cinco nietos y una bisnieta. A los 24 años un señor que reparaba carros vino al barrio y me preguntó si me animaba a filetear uno. Le dije que sí aunque no conocía la técnica. Me la explicó y pensé: ‘esto es una papa’. Cuando dibujé las hojas y las flores me picó el virus del filete. Así comenzó la historia. Luego hice carros por mi cuenta. Visitaba los ranchos del Bajo Flores que tenían piso de tierra, pero donde dormía el caballo era de cemento y viruta.
En los corralones había gente brava. Estaba pintando y de repente se peleaban ¡y no sabes cómo se daban!, ¡escuchabas el ruido de las trompadas..! En ese ambiente me hice. Allí guardaban los carros y en el fondo estaban las caballerizas. El tipo venía, desataba el carro y lo dejaba hacia arriba, entonces abajo había que hacer un dibujo para que se distinguiera de los demás.
Ahora hay un montón de muchachos que hacen tablitas, pero fileteadores porteños hay pocos, porque no saben lo que es un carro. Pintan muy bien porque son egresados de Bellas Artes, pero delante de un carro no saben para donde ir… El filete de hoy es como Piazzolla.
Tomé la decisión de enseñar un día que en el taller alguien dijo “el día que se mueran estos viejos, se muere el filete”. Le conté a mi señora y me estimuló para que diera clases. El primer día que fui a un centro cultural de la Municipalidad, entré al aula y encontré a diez mujeres. Entonces pregunté: “Perdón ¿cocina?” Y me responden “No, filete porteño”. ¡Yo esperaba encontrar a tres o cuatro negros, nunca a mujeres..! Y tuve que aprender a hablar, porque el idioma del corralón es distinto.”
Cristina Lara – curadora de ésta muestra, escribe “Ayer Ricardo Gómez fue el encargado de no dejar morir este arte, hoy somos nosotros, sus alumnos, los herederos de este oficio que mantendremos vivo, hasta buscar nuevos seguidores.
Los ejercicios que se realizaban para identificar este arte fueron: primero –las flores de 5 pétalos, segundo –un dragón, tercero –moños y banderas enrolladas, cuarto –números de colectivo, quinto –letras estilo gótico. Estos eran algunos de los elementos que nos enseñaba para reconocer este arte y a medida que pasaba el tiempo se incorporaban nuevos componentes, nuevos colores, materiales y se investigaba constantemente con ornamentos, objetos y todo aquello que lo inspirara para imaginar el mundo del filete que nos enseño a amar. Hoy, realizamos un homenaje contando la historia de su taller.
Para concluir recordamos una hermosa frase que decía Ricardo: “Discépolo dice que el tango es un sentimiento triste que se baila y yo digo que el filete es una pasión alegre que se pinta!”